lunes, 4 de julio de 2011

La Masacre del Rio Canimar del 6 de Julio 1980.

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Julian Rizo Alvarez, Primer Secretario Provincial del partido comunista de Matanzas en 1980, en un ataque de histeria continuaba gritando que no los dejaran salir hacia el mar y al observar en el muelle una draga arenera, dio órdenes para que la misma embistiera el barco de turismo...

El día 6 de Julio de 1980 unas setenta personas, entre las cuales había numerosos niños, abordaron en el Centro de Recreo de Canimar la embarcación “XX Aniversario” adaptada para paseos por el río. Al cabo de un corto tiempo de travesía, los hermanos y miembros del Servicio Militar Obligatorio: Sergio Aguila Yanes de 19 años de edad, y su hermano Silvio Aguila de 18 años utilizando armas de fuego conminaron al capitán de la nave para que pusiera rumbo al Norte y se dirigiera a los Estados Unidos. El tercer participante de este hecho era el joven de 15 años de edad, nombrado Roberto Calveiro, que no llevaba arma alguna.

Ese mismo día tenía lugar en la Ciudad de Matanzas una reunión del Partido Comunista de Cuba presidida por su Primer Secretario Provincial, Julian Rizo Alvarez. La noticia llegó a aquella reunión y el tal Rizo Alvarez acompañado por el entonces Jefe del Ministerio del Interior en Matanzas, Mayor Romelio Pérez León se dirigieron a la desembocadura del Río Canímar en la Bahía de Matanzas. La orden dada a gritos por Rizo fue: “De aquí no pueden irse” En cuestión de minutos una lancha de guardafronteras apareció en el lugar y comenzaron a disparar contra la nave de turismo. A esa primera lancha se sumó una segunda embarcación del Ministerio del Interior que también disparó contra la embarcación de recreo. Una avioneta de fumigación agrícola dio dos pases sobre la embarcación secuestrada y dispararon contra la misma. Los jóvenes secuestradores al verse cercados apagaron el motor de la nave. El llanto y los gritos de terror de las mujeres y niños no impidieron que los disparos contra la “XX Aniversario continuaran. Los secuestradores ordenaron a las mujeres y niños que bajaran a los camarotes para protegerse de los disparos.



La Masacre del Remolcador 13 de Marzo, el día 13 DE JULIO es la más conocida por la fecha y lo que quedo como resultado de ella, el gran éxodo del '94 a Gitmo Bay. Aquí les dejo el relato a la segunda masacre menos conocida, pero también muy verdadera aunque muy bien escondida por los comunistas y la Historia de Cuba.

RECORDEMOS A LOS BALSEROS EN SU DIA 13 DE JULIO, DIA DE LOS BALSEROS Y DE LOS EMIGRANTES CUBANOS. Y DIA DE TODOS AQUELLOS QUE HAN MUERTO INTENTANDO SALIR DE CUBA EN BUSCA DE LA LIBERTAD.





El 6 de julio de 1980, el barco de río «XX Aniversario» salió del centro turístico Canímar Abajo, situado en las márgenes del río Canímar, en Matanzas, con más de 60 pasajeros. Sergio Aguila Yanes, de 19 años, sargento en el ejército cubano, reclutó a su hermano menor Silvio y a sus amigos Roberto y Humberto, y juntos habían planeado la fuga. Cuando el barco se alejó de los muelles, sacaron sus armas e intentaron tomar por sorpresa a los guardias. No pudieron y cuando uno de los guardias sacó la pistola, Sergio disparó primero y lo hirió. Pronto el barco estuvo bajo control de los muchachos, que ordenaron a su capitán que se desviara hacia hacia los Estados Unidos.

El informe del tiroteo no tardó en llegar a Julián Rizo Alvarez, primer secretario del Partido en Matanzas, que inmediatamente convirtió un restaurante local en puesto de mando con teléfonos directos a la oficina central del Partido y a Fidel Castro, que le dio órdenes explícitas de que no se podía permitir que el barco se escapara. Fidel Castro subrayó a Rizo Alvarez «que pase lo que pase». Rizo despachó enseguida varias lanchas torpederas para que detuvieran el «XX Aniversario». Los barcos de guerra, más pequeños y más rápidos, se acercaron al barco e insistieron en que pararan y regresaran a Cuba. Los muchachos decidieron no obedecer las demandas del gobierno y siguieron hacia el norte. Después de que le notificaron por radio que las torpederas no podrían detener al «XX Aniversario», Rizo tomó una decisión. «Las órdenes fueron no permitir que el barco saliera de Cuba, aunque eso significara hundirlo». Como si supieran lo que iba a ocurrir, algunos de los pasajeros levantaron a sus hijos rogando a los barcos del gobierno que no dispararan. Rizo dio la orden de disparar y comenzó la masacre de los hombres, mujeres y niños que estaban a bordo del «XX Aniversario».

A pesar de que había dos barcos completamente armados atacando al «XX Aniversario» y a sus pasajeros, Rizo despachó otro patrullero más fuertemente armado y a un avión que empezó a circular encima. Los pilotos del avión empezaron el ataque justo antes de que el barco de río saliera de las aguas cubanas. Después que el avión hizo dos pases mortales, el barco estaba aún milagrosamente a flote, aunque sólo capaz de navegar en círculo. Para entonces, casi la mitad de sus sesenta pasajeros estaban ya muertos o heridos. Cuando se dio cuenta de las repercusiones internacionales que habría si el «XX Aniversario» se escapaba, Rizo tomó el mando del enorme «23 de Mayo» y le ordenó que interceptara y hundiera el barco de río, mucho más pequeño. La tripulación del «23 de Mayo» llevaron a cabo las órdenes de hundir el barco, embistiendo por el medio. Buscando su seguridad, Sergio había llevado a todas las mujeres y niños a la bodega para que estuvieran fuera del alcance de las balas. Aunque el primer golpe no hizo mucho daño al barco, las mujeres y los niños, ahora atrapados abajo, empezaron a gritar histéricamente. Segundos más tarde, el «23 de Mayo» embistió por segunda vez al barco y casi lo partió en dos. Al empezar a llenarse de agua el «XX Aniversario», Sergio le dijo a Roberto, el amigo de dieciséis años: «Perdóname, Papito» y fue a la cabina. Entre los frenéticos gritos de las mujeres y los niños de la bodega, Sergio sacó la pistola y le gritó a Roberto: «Los comunistas no me cogerán vivo nunca». Dirigió la pistola a la sien y se mató.

Roberto Calveiro aún recuerda que las aguas se enrojaron alrededor de los cuerpos de los hombres, mujeres y niños balaceados. También fue testigo del ahogamiento de los que sobrevivieron la matanza inicial pero que no pudieron soportar la fuerza del mar y se hundieron sin volver a salir más. El propio Calveiro saltó al agua y empezó a nadar, pero cuando los patrulleros lo vieron le empezaron a disparar. Más tarde, cuando fue recogido en el mar por el cabello y golpeado en un patrullero, los guardafronteras que le dispararon le confesaron: «Chico, no sé cómo pudiste sobrevivir con todas las balas que te disparé». Cuando llegaron al fin a la costa, los guardias le dijeron a Roberto que se echara a correr. Roberto se negó, sabiendo bien que le dispararían. Aunque había salvado la vida, le esperaban muchas otras experiencias al muchacho de 16 años en los próximos doce años, que pasó en una cárcel cubana.


El régimen rescató sólo 11 de los cadáveres de los casi cuatro docenas de hombres, mujeres y niños masacrados ese día. El gobierno no le dio ninguna explicación a las familias de los desaparecidos, solo que habían muerto en el mar durante el «secuestro» de un barco. El gobierno no permitió entierros comunes. Antes de permitir a los diez sobrevivientes que regresaran a casa, les ordenaron no hablar con nadie sobre el incidente y no reunirse en grupos en que hubiera más de dos de ellos presentes. Durante los próximos dos años, tuvieron agentes del gobierno estacionados para monitorear sus actividades, mientras intentaban sobornar a los familiares de las víctimas, así como a los sobrevivientes, dándoles televisores, refrigeradores y otros equipos usualmente reservados para altos funcionarios del gobierno. "


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