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Por : Jesús Pérez.
¿Conoces a alguien que sea Soberbio?
Yo si conozco a una familia en Cuba, muy soberbia. La familia Castro. Tambien conosco a un Venezolano.
La soberbia.
La soberbia no es sólo el mayor pecado según las escrituras sagradas, sino la raíz misma del pecado. Por lo tanto de ella misma viene la mayor debilidad.
Como uno de los siete pecados capitales. Consiste en una estima de sí mismo, o amor propio indebido, que busca la atención y el honor y se pone uno en antagonismo con Dios (CIC 1866)
No se trata del orgullo de lo que tú eres, sino del menosprecio de lo que es el otro, el no reconocer a los semejantes.
Quizá lo más pecaminoso de la soberbia sea que imposibilita la armonía y la convivencia dentro de los ideales humanos. Nuestros destinos son enormemente semejantes: todos nacemos, todos somos conscientes de que vamos a morir, todos compartimos necesidades, frustraciones, ilusiones y alegrías. Que alguien se considere al margen de la humanidad, por encima de ella, que desprecie la humanidad de los demás, que niegue su vinculación solidaria con la humanidad de los otros, probablemente ése sea el pecado esencial. Porque negar la humanidad de los demás, es también negar la humanidad de cada uno de nosotros, es negar nuestra propia humanidad. No hace falta remontarse a la teología para convertir en pecaminosa la soberbia.
Soberbia (del latín superbia) y orgullo (del francés orgueil), son propiamente sinónimos aún cuando coloquialmente se les atribuye connotaciones particulares cuyos matices las diferencian.
Otros sinónimos son: altivez, arrogancia, vanidad, etc.
Como antónimos tenemos: humildad, modestia, sencillez, etc. El principal matiz que las distingue está en que el orgullo es disimulable, e incluso apreciado, cuando surge de causas nobles o virtudes, mientras que a la soberbia se la concreta con el deseo de ser preferido a otros, basándose en la satisfacción de la propia vanidad, del Yo, ego. Por ejemplo, una persona soberbia jamás se "rebajaría" a pedir perdón, o ayuda, etc.
La arrogancia (del latín arrogāre: ad- + rogāre) es una cualidad que se refiere al excesivo orgullo de una persona en relación consigo misma y que la lleva a creer y exigir más privilegios de a los que tiene derecho.
La soberbia nace cuando la criatura desafía a Dios no admitiendo su condición de criatura y tratando de imponer su deseo frente a la divinidad. Pero se supone que Dios marca los límites que deben tener las pulsiones. Entonces la criatura decide entre servir o no servir a ese Dios y lo enfrenta cuando decide no ser siervo.
También existe la soberbia racial. Hay pueblos que miran por encima del hombro a otras colectividades, sin haberse molestado nunca en intentar entenderlas. En comprender en qué difieren de ellos, en darse cuenta de que hay otras costumbres, otro tipo de juego social. Entonces se los considera inferiores y descartables. Se los califica de incivilizados y ese argumento fue a caballo de dominaciones y esclavitud. Se termina aplicando la barbarie a quienes se etiqueta como bárbaros.
Un ejemplo histórico de soberbia y poder lo dio Napoleón Bonaparte cuando logró que el propio Papa Pío VII se trasladara a París especialmente para coronarlo en la catedral de Nétre-Dame. Durante la ceremonia, Napoleón tomó la corona y se invistió él mismo con los símbolos imperiales, mostrándose por encima de todos los presentes, incluido el representante de Dios en la tierra.
Creo que el vicio social por excelencia es la vanidad, porque es el pecado de los demás. Mientras que las personas orgullosas no dependen de otros y en eso precisamente consiste su orgullo. Los vanidosos en cambio, necesitan de los demás. Requieren que los otros les alaben, cosa que el soberbio rechaza. Un escritor orgulloso cuando alguien le dice: "Pero maestro que bien escribe usted y que magnífica es su obra" piensa: "Desgraciado si tú no sabes ni leer, qué me importa que te parezca bien o mal lo que yo hago". Mientras que el vanidoso al escuchar una alabanza piensa: "Cuánta razón tiene este hombre". Le encuentra algo simpático al adulón más repelente y rastrero que se le cruce. El vanidoso es una persona muy sociable, a diferencia del orgulloso que se aparta de la multitud: "Solamente mi propio criterio cuenta sobre mí".
Por otra parte, nada me abruma más que la falsa humildad. Cuando alguien dice "yo no quiero nada para mí, todo lo que pido lo quiero para otros". Mala señal. A mí la gente que no quiere nada, me produce desconfianza.
Ser soberbio es básicamente el deseo de ponerse por encima de los demás. No es malo que un individuo tenga una buena opinión de sí mismo —salvo que nos fastidie mucho con los relatos de sus hazañas, reales o inventadas— lo malo es aquel que no admite que nadie en ningún campo se le ponga por encima.
La soberbia es el valor antidemocrático por excelencia.
La principal característica que tiene el soberbio es el temor al ridículo. No hay nada peor para aquél que va por la vida exhibiendo su poder, y sus méritos que pisar una cáscara de plátano e irse de narices al suelo. El ridículo es el elemento más terrible contra la soberbia. Por esa razón los tiranos y los poderosos carecen de sentido del humor, sobre todo aplicado a sí mismos.
Algunas frases sobre La Soberbia.
La soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano.
San Agustín (354-430) Obispo y filósofo.
La soberbia es el vicio más frecuentemente castigado, y, sin embargo, el más difícil de curar.
Nicolás Tommaseo (1802-1874) Escritor y lingüista italiano.
La soberbia nunca baja de donde sube, porque siempre cae de donde subió.
Francisco de Quevedo (1580-1645) Escritor español.
El que es soberbio, también puede ser considerado Narcisista, esta palabra “narcisista” se refiere a alguien que se preocupa demasiado por sí mismo, considerándose superior a todos incluyendo seguidores, familias y amigos, todo aquel que este alrededor de él, será inferior en todo aspecto y cuidado con reclamar o protestar, pues las ofensas serían muchas.
La palabra “narcisista” viene de Narciso, un personaje de la mitología Griega. Una historia muy triste de amor por culpa de La Soberbia.
Esta es la leyenda Griega, decidí colocarla.
El relato más conocido sobre el mito de Narciso. La tragedia comienza a gestarse desde la concepción del niño Narciso, puesto que él es fruto de la violencia sexual. El dios-río Cefiso, después de raptar y violar a Liriope, engendró en ella a un joven de espléndida belleza, a quien dieron por nombre Narciso. Con la bendicion y maldición de ser muy hermoso, bello y de nunca poder mirar su rostro en ningun tipo de reflejo. A lo largo de su vida, Narciso, va a provocar en hombres y mujeres, mortales y dioses, grandes pasiones, a las cuales no responde por su incapacidad para amar y para reconocer al otro. Entre las jóvenes heridas por su amor estaba la ninfa Eco, quien había disgustado a Hera y por ello ésta le había condenado a no hablar y solo poder repetir las últimas palabras de todo cuanto se le dijera. Eco al verse rechazada por Narciso fue y se escondió entre los árboles, las montañas y cuevas, para alejarse de todos, por tanto, incapaz de hablarle a Narciso de su amor por él, donde murió de hambre y frio, por ello al ir a estos lugares y gritar algo, solo escuchamos el Eco, quedando de ella solo una voz sin forma que repite, en la lejanía, la última frase o sílaba que se pronuncie.
Pero un día, cuando Narciso caminaba por el bosque, acabó apartándose de sus compañeros. Cuando Narciso preguntó « ¿Hay alguien aquí?», Eco contenta respondió: «Aquí, aquí». Incapaz de verla oculta entre los árboles, él le gritó: « ¡Ven!». Después de responder: «Ven, ven», Eco nunca salió, era solo el eco de lo que él decía.
Tentado por Afrodita, Narciso fue asercado a un rio y al contemplar su imagen por primera vez en su vida en el espejo de la superficie del agua, sintió una fascinación por su propia imagen de la que no pudo sustraerse. No podía tocar ni abrazar al ser que veía reflejado en el agua, pero tampoco podía apartar su vista de él. En otra versión del mito, uno de los menospreciados por Narciso se queja a los dioses y Némesis, la diosa de la venganza, se encarga de castigar su orgullo.
De cualquier modo, Narciso, subyugado por la bella imagen de sí mismo que le devolvía el río, se retrajo de toda posible relación amorosa con otros seres, e incluso de atender sus propias necesidades básicas, y su cuerpo se fue consumiendo de hambre y sed, pues tampoco quiso beber del agua del rio, pues temía beber su propia imagen, para así terminar convertido en la flor narciso, una flor tan hermosa como maloliente.
Fuentes:
ESTUDIOS DEL FILOSOFO FERNANDO SAVATER
WIKIPEDIA, La enciclopedia libre.
PROVERBIA.NET
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Por : Jesús Pérez.
¿Conoces a alguien que sea Soberbio?
Yo si conozco a una familia en Cuba, muy soberbia. La familia Castro. Tambien conosco a un Venezolano.
La soberbia.
La soberbia no es sólo el mayor pecado según las escrituras sagradas, sino la raíz misma del pecado. Por lo tanto de ella misma viene la mayor debilidad.
Como uno de los siete pecados capitales. Consiste en una estima de sí mismo, o amor propio indebido, que busca la atención y el honor y se pone uno en antagonismo con Dios (CIC 1866)
No se trata del orgullo de lo que tú eres, sino del menosprecio de lo que es el otro, el no reconocer a los semejantes.
Quizá lo más pecaminoso de la soberbia sea que imposibilita la armonía y la convivencia dentro de los ideales humanos. Nuestros destinos son enormemente semejantes: todos nacemos, todos somos conscientes de que vamos a morir, todos compartimos necesidades, frustraciones, ilusiones y alegrías. Que alguien se considere al margen de la humanidad, por encima de ella, que desprecie la humanidad de los demás, que niegue su vinculación solidaria con la humanidad de los otros, probablemente ése sea el pecado esencial. Porque negar la humanidad de los demás, es también negar la humanidad de cada uno de nosotros, es negar nuestra propia humanidad. No hace falta remontarse a la teología para convertir en pecaminosa la soberbia.
Soberbia (del latín superbia) y orgullo (del francés orgueil), son propiamente sinónimos aún cuando coloquialmente se les atribuye connotaciones particulares cuyos matices las diferencian.
Otros sinónimos son: altivez, arrogancia, vanidad, etc.
Como antónimos tenemos: humildad, modestia, sencillez, etc. El principal matiz que las distingue está en que el orgullo es disimulable, e incluso apreciado, cuando surge de causas nobles o virtudes, mientras que a la soberbia se la concreta con el deseo de ser preferido a otros, basándose en la satisfacción de la propia vanidad, del Yo, ego. Por ejemplo, una persona soberbia jamás se "rebajaría" a pedir perdón, o ayuda, etc.
La arrogancia (del latín arrogāre: ad- + rogāre) es una cualidad que se refiere al excesivo orgullo de una persona en relación consigo misma y que la lleva a creer y exigir más privilegios de a los que tiene derecho.
La soberbia nace cuando la criatura desafía a Dios no admitiendo su condición de criatura y tratando de imponer su deseo frente a la divinidad. Pero se supone que Dios marca los límites que deben tener las pulsiones. Entonces la criatura decide entre servir o no servir a ese Dios y lo enfrenta cuando decide no ser siervo.
También existe la soberbia racial. Hay pueblos que miran por encima del hombro a otras colectividades, sin haberse molestado nunca en intentar entenderlas. En comprender en qué difieren de ellos, en darse cuenta de que hay otras costumbres, otro tipo de juego social. Entonces se los considera inferiores y descartables. Se los califica de incivilizados y ese argumento fue a caballo de dominaciones y esclavitud. Se termina aplicando la barbarie a quienes se etiqueta como bárbaros.
Un ejemplo histórico de soberbia y poder lo dio Napoleón Bonaparte cuando logró que el propio Papa Pío VII se trasladara a París especialmente para coronarlo en la catedral de Nétre-Dame. Durante la ceremonia, Napoleón tomó la corona y se invistió él mismo con los símbolos imperiales, mostrándose por encima de todos los presentes, incluido el representante de Dios en la tierra.
Creo que el vicio social por excelencia es la vanidad, porque es el pecado de los demás. Mientras que las personas orgullosas no dependen de otros y en eso precisamente consiste su orgullo. Los vanidosos en cambio, necesitan de los demás. Requieren que los otros les alaben, cosa que el soberbio rechaza. Un escritor orgulloso cuando alguien le dice: "Pero maestro que bien escribe usted y que magnífica es su obra" piensa: "Desgraciado si tú no sabes ni leer, qué me importa que te parezca bien o mal lo que yo hago". Mientras que el vanidoso al escuchar una alabanza piensa: "Cuánta razón tiene este hombre". Le encuentra algo simpático al adulón más repelente y rastrero que se le cruce. El vanidoso es una persona muy sociable, a diferencia del orgulloso que se aparta de la multitud: "Solamente mi propio criterio cuenta sobre mí".
Por otra parte, nada me abruma más que la falsa humildad. Cuando alguien dice "yo no quiero nada para mí, todo lo que pido lo quiero para otros". Mala señal. A mí la gente que no quiere nada, me produce desconfianza.
Ser soberbio es básicamente el deseo de ponerse por encima de los demás. No es malo que un individuo tenga una buena opinión de sí mismo —salvo que nos fastidie mucho con los relatos de sus hazañas, reales o inventadas— lo malo es aquel que no admite que nadie en ningún campo se le ponga por encima.
La soberbia es el valor antidemocrático por excelencia.
La principal característica que tiene el soberbio es el temor al ridículo. No hay nada peor para aquél que va por la vida exhibiendo su poder, y sus méritos que pisar una cáscara de plátano e irse de narices al suelo. El ridículo es el elemento más terrible contra la soberbia. Por esa razón los tiranos y los poderosos carecen de sentido del humor, sobre todo aplicado a sí mismos.
Algunas frases sobre La Soberbia.
La soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano.
San Agustín (354-430) Obispo y filósofo.
La soberbia es el vicio más frecuentemente castigado, y, sin embargo, el más difícil de curar.
Nicolás Tommaseo (1802-1874) Escritor y lingüista italiano.
La soberbia nunca baja de donde sube, porque siempre cae de donde subió.
Francisco de Quevedo (1580-1645) Escritor español.
El que es soberbio, también puede ser considerado Narcisista, esta palabra “narcisista” se refiere a alguien que se preocupa demasiado por sí mismo, considerándose superior a todos incluyendo seguidores, familias y amigos, todo aquel que este alrededor de él, será inferior en todo aspecto y cuidado con reclamar o protestar, pues las ofensas serían muchas.
La palabra “narcisista” viene de Narciso, un personaje de la mitología Griega. Una historia muy triste de amor por culpa de La Soberbia.
Esta es la leyenda Griega, decidí colocarla.
El relato más conocido sobre el mito de Narciso. La tragedia comienza a gestarse desde la concepción del niño Narciso, puesto que él es fruto de la violencia sexual. El dios-río Cefiso, después de raptar y violar a Liriope, engendró en ella a un joven de espléndida belleza, a quien dieron por nombre Narciso. Con la bendicion y maldición de ser muy hermoso, bello y de nunca poder mirar su rostro en ningun tipo de reflejo. A lo largo de su vida, Narciso, va a provocar en hombres y mujeres, mortales y dioses, grandes pasiones, a las cuales no responde por su incapacidad para amar y para reconocer al otro. Entre las jóvenes heridas por su amor estaba la ninfa Eco, quien había disgustado a Hera y por ello ésta le había condenado a no hablar y solo poder repetir las últimas palabras de todo cuanto se le dijera. Eco al verse rechazada por Narciso fue y se escondió entre los árboles, las montañas y cuevas, para alejarse de todos, por tanto, incapaz de hablarle a Narciso de su amor por él, donde murió de hambre y frio, por ello al ir a estos lugares y gritar algo, solo escuchamos el Eco, quedando de ella solo una voz sin forma que repite, en la lejanía, la última frase o sílaba que se pronuncie.
Pero un día, cuando Narciso caminaba por el bosque, acabó apartándose de sus compañeros. Cuando Narciso preguntó « ¿Hay alguien aquí?», Eco contenta respondió: «Aquí, aquí». Incapaz de verla oculta entre los árboles, él le gritó: « ¡Ven!». Después de responder: «Ven, ven», Eco nunca salió, era solo el eco de lo que él decía.
Tentado por Afrodita, Narciso fue asercado a un rio y al contemplar su imagen por primera vez en su vida en el espejo de la superficie del agua, sintió una fascinación por su propia imagen de la que no pudo sustraerse. No podía tocar ni abrazar al ser que veía reflejado en el agua, pero tampoco podía apartar su vista de él. En otra versión del mito, uno de los menospreciados por Narciso se queja a los dioses y Némesis, la diosa de la venganza, se encarga de castigar su orgullo.
De cualquier modo, Narciso, subyugado por la bella imagen de sí mismo que le devolvía el río, se retrajo de toda posible relación amorosa con otros seres, e incluso de atender sus propias necesidades básicas, y su cuerpo se fue consumiendo de hambre y sed, pues tampoco quiso beber del agua del rio, pues temía beber su propia imagen, para así terminar convertido en la flor narciso, una flor tan hermosa como maloliente.
Fuentes:
ESTUDIOS DEL FILOSOFO FERNANDO SAVATER
WIKIPEDIA, La enciclopedia libre.
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